domingo, 8 de marzo de 2009

Enjambre de Letras

¿A dónde van las palabras sueltas? ¿Caducarán en aliento o seguirán en interferencia? Se reconocerán en el aire y terminarán por amontonarse; pesar tanto, que se escurran detrás de un cristal que ves a diario ó en la mugre de un manuscrito a lavar.

Cuántos mensajes viajan de noche esquivando espectaculares, atraídos por la subestación impaciente que ensiende el televisor para atiborrarnos de cuentos, intercambiándonos por una serie muy puntual.

Volver al inicio con años ejerciendo las vocales, pedir a los ademanes que acompañen las palabras para decirlo advertidos al impredecible dictado del los adentros.

Y aun cuando las olas borran los acentos, me alivia ver cómo la arena recibe vida embebiendose de ella, ver al mar arrojarse sobre su espalda blanca despeniándola para volver al fondo, desde donde rompen y se decantan los amores.

Asi como las nubes que peinan los paraguas, estando tan lejos. Así te siento en un respiro, cercano, colocando las palabras para no olvidar que entre el zumbido y mi silencio, habita el longevo eco que dice te quiero.