viernes, 25 de septiembre de 2009

Transporte









No hay mezquite que no tape,
Ni sombra que con sol, salte.

Servilletero










Luz que pasa por mi casa
arbol de mi corazón
enrraicese para un lado
que hay viene la comisión

viernes, 15 de mayo de 2009

EXTASIS INFANTIL


Era aquel un castillo de paredes blancas y cielo azul, tenía un suelo gordo, era algo así como andar en la cama de mis Papas, donde trepo almohadas y a Mamá. Pero la diferencia era que en este suelo todo se movía y que cuando lograba subir la primera almohada esta me aventaba y la caída desde tan alto no me dolia nada, era igual de divertido que volar, me gustaba estar aquí donde las paredes y el piso son para brincar y reír.

Aparte el suelo rojo sopla por sus agujeritos y tiene escondites entre las almohadas en donde hay bolitas negras y regalos escondidos. Lo que si no me gusto para nada es que se querían comer mis guaraches blancos. Claro que en cuanto mi Tía me vio allí atorada me los quito rápido para no dejarme sentada sin los brincos. Bajó a dejar los guaraches y se trajo a Gabriela, quien nos veía de atrás un poco asustada.

A mi prima Gabriela le costaba trabajo subir la rampa del castillo, pero subió y aunque se tropezaba con las almohadas, llegó con nosotras gateando. Brincos y brincos gritábamos las dos. Nos la pasábamos en el suelo intentando volver al aire, yo que apenas me levantaba no vi que cuando la pared me volvió a tumbar para volver a ver el cielo y a mi prima que se me atravesaba con su pelo estirado.

Acostada sentía los brincos cercanos y más risa me daba, vientos por todas partes y ya ni calor hacia. Me levante y en un yeyo yeyo descubrí que el castillo estaba rodeado de más niños. No alanzaba a ver quienes eran, yo solo veía las faldas de mi Tía y a Gabriela en el suelo riendo y queriendo volar una vez más.

Cuando llegamos veníamos tarde ya que mi hermanita estaba dormida y no podíamos adelantarnos mi Papa y yo solo. Teníamos que esperar hasta que despertase Marcela. ¿Te vas a llevar las botas, me pregunto Mamá? Claro si no me las he puesto en toda la semana. Marcela se volvió a dormir en el camino, y al fin cuando nos bajamos me emocioné al ver el brinca brinca blanco y saber que no habían invitado a ningún Payaso, de todas maneras traigo mis botas pensé.

Subimos y ahí estaban todas las amigas de mi Mama. ¡Niños en el suelo! había que voltear abajo para no lastimar a nadie, decía Mama. Voltee abajo y ví al final en un rincón enseguida de las pañaleras, una canasta con animales, cocodrilos e hipopótamos los ví desde lejos y me lancé a ellos; al acercarme encontré otros, jirafas, elefantes, leones, serpientes, ratones y un chango de peluche. Los quería tener todos así que tome la canasta y no la solté dando vueltas por toda la fiesta.

Había un aire de libertad, eso era lo mas divertido nadie te regañaba, era pues que las Mamás habían encontrado entretenerse.

Y pensar que hace un año estábamos en el hospital, las nauseas me hicieron olvidar los malos ratos, los olores y el miedo de estar en aquella posición con tanta luz, la ansiedad revuelto con la ilusión de conocer a mi hija, mi bebe que por tanto tiempo había esperado. Ahora la veía rodeada de otos bebes chorreada de su tercera paleta de limón, que chupaba como si fuese el manjar mas esperado en este desierto. Pensaba en si se acordaría que hoy vinieron todos a felicitarla. Sabía que era su día así que la deje ser, ella se olvido de mi; no tenia nadie cercano para sus antojos así que tendría que sobrevivir y averiguárselas ella sola.

Parada en un intentar alcanzar a los de enfrente, dio un paso, se detuvo y dio otro y de ahí se soltó caminando, ¡todos la vimos! condenada criatura necesitaba público para caminar, decía su Papa quien le filmaba detrás de ella. Aplaudimos todos, había en ese momento cumplido un año y las tardecitas comenzamos a cantar, claro que al notar la presencia y atención de todos, volvió al suelo y de ahí tardo en intentarlo otra vez.

Filmé el inicio de su camino, que gusto poder estar aunque sea en el principio, pensé, ahorita de cerca y si se pudiera aunque sea por una ventanita chiquita lo haría. Tengo grabados los pasos, ¿pero a donde quería ir esta niña que la hizo comenzar a andar? Lo que alcanzo a notar ahora que edito el video es que Iliana veía a Francisco constantemente y probablemente iba hacia su canasta que traía Francisco donde estaba ese chango que tanto le gustaba. Ese chango, claro adelante la película y Francisco siguió dándole vueltas con todo los animales, todos menos el chango. Tan tan.

miércoles, 29 de abril de 2009

miércoles, 8 de abril de 2009

COLICOS DORADOS

7:20 de madrugada, la alarma suena, te estiras a tientas, apagas el despertador cuidando esos 5 minutos sagrados antes de amanecer. Hoy especialmente, te cuesta trabajo salir, un empujón sin ganas te levanta y comienzas el día. El baño, mucho vapor, pasta de dientes y rubor. En la cocina el agua chifla para terminar de despertarte. Respiras…

Te animas con el desayuno enlistando entre el pan y el sorbido del café tus pendientes. De reojo el periódico te dice que ya comenzó el mes FEBRERO y con él, la renta, el agua, las mendigas tarjetas y el bendito seguro. Dejas la lectura de lado y te pones sacar cuentas rápidamente, descubres el rezago económico de tu mala administración y mejor tomas la pluma dejando correr la tinta comienza el paisaje entre tus cuentas y tanto pendiente, vueltas y vueltas. Te pierdes adornando tus quehaceres de azul y con el desgane mensual te terminas la hoja entera.

Oyes que timbran a la puerta y sigues dibujando, tocan otra vez ¿quién?, Soy yo, Tu Tia Ruperta ábreme, Tía buenos días, pásale que gusto verte por aquí, que te ofrezco. No hija ni te molestes ando dando vueltas desde temprano y te traigo tu dinero de este mes, acabo de recibir un pago fíjate y no quiero postergar esta cuenta, te traje estas galletas glaseadas, te encantarán. Abre su bolso y consigue pescar la cartera, entre estampitas, monedas y un montón de llaves, me deja un sobre manila en la mesa con mi nombres subrayando, aquí esta mi amor, me da un beso, las galletas, sonríe. Regresa todo al bolso y desaparece llevándose el ruido detrás de ella. Se cierra la puerta, llega la calma y ahí estoy con el dinero, las galletas y mi café, volteo al sofá y no hago más que solapar a mis instintos.

Me lanzo a él, llega la pesadez, endurecida en mi silueta, me hundo en el sofá y estoy abrazada del cojín queriéndolo más y más. Llegaron los días que arrastran mi centro de gravedad dejándome fuera de mi, apenas alcanzo a respirar, jalo el aire con la espalda, siento el corazón palpitando bien abajo donde me doblo y la impaciencia me vuelve a sentar. Sincol, concol, pecho tierra, té de canela, de hiervas, ungüentos en el ombligo. No hay remedio mas que acordarme de ser mujer, atenderme mi debilidad y seguir ahí dentro con los cuidados de mi Tía, ¡la buena para paga!
Y ahí estoy reinando sin opción, en mi sofá doblada, con el tiempo cautivo, el pendiente detenido, la culpa, sin ganas de dar excusas, sintiéndome irresponsable de no poder ni salir.

Bienvenidos estos días de cólicos dorados para escucharme a mi, en el secreto en que me rindo y me acuerdo de ser mujer, aprendiendo a serlo por periodos, encendida en el verano, ceniza y nómada en el otoño, reservada con el viento en el invierno y excesiva en la estampida de los ciclos de la mujer.

domingo, 8 de marzo de 2009

Enjambre de Letras

¿A dónde van las palabras sueltas? ¿Caducarán en aliento o seguirán en interferencia? Se reconocerán en el aire y terminarán por amontonarse; pesar tanto, que se escurran detrás de un cristal que ves a diario ó en la mugre de un manuscrito a lavar.

Cuántos mensajes viajan de noche esquivando espectaculares, atraídos por la subestación impaciente que ensiende el televisor para atiborrarnos de cuentos, intercambiándonos por una serie muy puntual.

Volver al inicio con años ejerciendo las vocales, pedir a los ademanes que acompañen las palabras para decirlo advertidos al impredecible dictado del los adentros.

Y aun cuando las olas borran los acentos, me alivia ver cómo la arena recibe vida embebiendose de ella, ver al mar arrojarse sobre su espalda blanca despeniándola para volver al fondo, desde donde rompen y se decantan los amores.

Asi como las nubes que peinan los paraguas, estando tan lejos. Así te siento en un respiro, cercano, colocando las palabras para no olvidar que entre el zumbido y mi silencio, habita el longevo eco que dice te quiero.

domingo, 8 de febrero de 2009

Nuestra Pista




La modernización llego a “la milla”, pista de trote de la Universidad de Sonora, misma que utiliza alumnado y en su mayoría los corredores de esta ciudad. La pista a pesar de sus carencias en infraestructura es la envolvente de las ligas infantiles de béisbol que siempre animan con sus porras y uniformes diminutos. Se respira un ambiente deportivo y familiar al interior de ella, el olor a limpio por las mañanas deja estela entre los corredores. Lo pista se conservaba como una isla donde se puede apreciar la tierra árida, los mezquites a sus anchas, y el ambiente natural de esta zona, siendo este mi contacto más cercano a la naturaleza dentro de la ciudad de Hermosillo.

Las mejoras comenzaron a finales del 2008 extendiendo la pista de 1,200m a 1,600 m, reduciendo su anchura de 5m a 4.2m, acondicionado el estado actual de la pista de tierra apisonada a asfalto y guarnición de concreto bien pintada de blanco. Actualmente la pista esta a la mitad de su remodelación, teniendo cómo fecha limite de construcción el mes de Febrero. Al parecer la pista anterior carecía de orden, y generaba polvo en tiempo de sequía, ahora en cambio tiene líneas y un aspecto vehicular.

Ahora con la modernización la Universidad llegó con la mano al volate, poniendo direccionales y empastando la tierra de asfalto.

¿A quién le gusta salir a caminar y sentirse que va en el auto? ¿A quién le gustan los árboles pintados de postes? ¿A quién se le ocurrió que la naturaleza es fea y que debemos ordenarla, pintarla, alinearla para que se vea bonita? Lo mas triste de esta intervención es que al preguntar, 7 de 10 usuarios me respondieron que les gusta el asfalto, que basta con unos buenos tenis Nike para no sentir la diferencia. Que en ella se cansarán menos que en la de tierra. Que la otra generaba polvo. Que simplemente prefieren la nueva. Y las rodillas desgastadas, ¿Dónde se cambian? Y si el polvo puede ser un inconveniente, entonces la solución total seria empastar el 80% de área interior restante.

La modernización viene arando al planeta, dejando llagas, que no son fácil de curar, complaciendo a los que les toca el turno de jugar. A mi no me quedará otro remedio más que sacar los patines de baúl e ir a patinar.